04 junio 2011

ALBA DE TORO, UNA CHICA INVIDENTE VOLUNTARIA EN LA FUNDACION VICENTE FERRER



fotografia: Patricia Boadas.

Alba de Toro nació en 1987 y desde entonces ha soñado con la India. Mientras otros niños jugaban al escondite, ella imaginaba a sus Barbies indias habitar lugares exóticos como el Taj Mahal o Benarés. Tener discapacidad visual desde su nacimiento no ha impedido que estudie ‘Traducción e Interpretación’, hable cinco idiomas y que a los 18 años se embarcara en un viaje a la India en el que sigue inmersa a día de hoy. Alba trabaja actualmente como profesora en el Instituto de Integración de la Fundación Vicente Ferrer en Anantapur.

¿Cómo acaba una chica de 18 años de viaje por la India rural?
Mis padres me regalaron el soñado viaje cuando cumplí la mayoría de edad. Vinimos a la Fundación Vicente Ferrer como visitantes para ver el proyecto. Solo salir del coche nos esperaba Vicente, que nos recibió con un abrazo: “Hola Alba, ¡qué bien que hayas venido!…”

¿Cual fue tu primera impresión de Vicente?
Me dio mucha paz, mucha tranquilidad. Tenía la sensación de que él estaba en un nivel más espiritual, como si no estuviera a ras de suelo…

¿Y como pasaste de visitante a trabajadora?
Vieron que yo, en comparación con las personas con discapacidad visual de Anantapur, podía hacer muchas cosas. Eso podía resultar muy motivador para los niños del distrito, así es que al año siguiente volví a la India para enseñarles informática. Esta es ya la cuarta vez que estoy en el Instituto de Integración de la Fundación.

¿Qué es un instituto de integración?
Quiere decir que se acoge sin distinción a chicos y chicas invidentes totales y parciales, huérfanos y afectados por el VIH. Conviven juntos en el centro. Es una idea muy buena, porqué así no se crea un pequeño “mundo de personas ciegas”, todo es más natural y mucho más real para el futuro.

¿Qué estudian en este instituto?
Es una escuela residencial donde se da clases académicas como el hindi, las matemáticas, el telugu… y actividades extraescolares como el yoga, la música, o el deporte. Además hemos desarrollado un programa llamado “Tareas de la vida diaria”, en el que les enseñamos a desenvolverse en sus quehaceres cotidianos como lavarse la ropa, peinarse, cocinar, coser, moverse en el espacio, reconocer el dinero… La finalidad es dar más independencia a nuestros chicos, que la discapacidad no les impida llevar una vida normal.

¿Cómo realiza las actividades cotidianas una persona con discapacidad visual?
De una manera ordenada y metódica. Los utensilios de cocina deben estar siempre en el mismo sitio, hay que ir de un sitio a otro siempre por el mismo camino, la ropa debe estar ordenada por colores…

¿Cómo les explicas lo que son los colores?
Asociándolos a cosas y olores. Por ejemplo: el amarillo es un limón. Les das uno y lo huelen, lo tocan… ¡Yo tengo mi color favorito!.

¿Cuál es?
El naranja. Tiene energía y es muy loco.

También les enseñas informática…
Si, informática adaptada mediante un programa. Se trata de utilizar un sintetizador de voz que va leyendo los caracteres que aparecen en pantalla. El ratón es muy visual, así es que lo hacemos todo mediante el teclado.

¿Cómo se identifica a estos niños en los pueblos?
La Fundación hace seguimientos en las zonas rurales. Cuando nace una persona con discapacidad van a buscarla a su casa, identifican su tipo de discapacidad, hablan con la familia y, finalmente, ayudan a su inscripción en el colegio.

¿Cómo se percibe en la India tener un hijo con discapacidad visual?
En muchas ocasiones se considera un castigo de los dioses o un mal comportamiento en otra vida. Los niños, a veces son arrinconados como vegetales o acaban pidiendo limosna en los trenes…

Y a los que aceptan… ¿les dan un excesivo asistencialismo?
Si, no se cree que puedan hacer nada por ellos mismos y se lo dan todo hecho… sin embargo cuando les hacen las cosas no les ayudan, les convierten en pequeños inútiles.

¿Habéis hecho algo para cambiar esta situación?
Hacemos reuniones de padres y formación de profesores. También hemos hecho un video en el que les mostramos cómo sus hijos pueden hacer todo tipo de tareas del hogar. Hemos de cambiar la visión que se tiene de la discapacidad en Anantapur, ¡las familias deben saber que pueden hacerlo todo!

Tener algún tipo de discapacidad no es motivo para dejar de hacer nada.
Efectivamente, yo soy una persona con discapacidad, o así es como se nombra al hecho de que te falte un sentido. Negarlo sería absurdo. Sin embargo, yo no lo asocio con algo negativo… para mi “discapacidad” es sinónimo de aparcamiento gratis, evitar las colas en los parques de atracciones… Simplemente, pertenezco a un grupo, y este es el nombre que recibe.

Podríamos decir que, simplemente, tu concepto de “ver” es diferente al nuestro.
Si. Cuando “veo” las cosas no las imagino por su forma física… me baso en otros parámetros, como el tacto y el olor, para percibir la realidad. Valoro las cosas a mi propia manera, me fijo en cosas en las que los demás no se habían percatado.

¿Siempre has afrontado la discapacidad de una manera tan positiva?
Intento siempre ver las cosas por el lado bueno y vivirlo todo de manera intensa. Intento que todo me emocione cada día. Ser feliz es una cuestión de actitud.

¿Qué le dirías a una persona que no lo afronta con el mismo positivismo?
A los chicos de mi instituto les recomiendo sonreír: las sonrisas se contagian. jugaban al escondite, ella imaginaba a sus Barbies indias habitar lugares exóticos como el Taj Mahal o Benarés. Tener discapacidad visual desde su nacimiento no ha impedido que estudie ‘Traducción e Interpretación’, hable cinco idiomas y que a los 18 años se embarcara en un viaje a la India en el que sigue inmersa a día de hoy. Alba trabaja actualmente como profesora en el Instituto de Integración de la Fundación Vicente Ferrer en Anantapur.

¿Cómo acaba una chica de 18 años de viaje por la India rural?
Mis padres me regalaron el soñado viaje cuando cumplí la mayoría de edad. Vinimos a la Fundación Vicente Ferrer como visitantes para ver el proyecto. Solo salir del coche nos esperaba Vicente, que nos recibió con un abrazo: “Hola Alba, ¡qué bien que hayas venido!…”

¿Cual fue tu primera impresión de Vicente?
Me dio mucha paz, mucha tranquilidad. Tenía la sensación de que él estaba en un nivel más espiritual, como si no estuviera a ras de suelo…

¿Y como pasaste de visitante a trabajadora?
Vieron que yo, en comparación con las personas con discapacidad visual de Anantapur, podía hacer muchas cosas. Eso podía resultar muy motivador para los niños del distrito, así es que al año siguiente volví a la India para enseñarles informática. Esta es ya la cuarta vez que estoy en el Instituto de Integración de la Fundación.

¿Qué es un instituto de integración?
Quiere decir que se acoge sin distinción a chicos y chicas invidentes totales y parciales, huérfanos y afectados por el VIH. Conviven juntos en el centro. Es una idea muy buena, porqué así no se crea un pequeño “mundo de personas ciegas”, todo es más natural y mucho más real para el futuro.

¿Qué estudian en este instituto?
Es una escuela residencial donde se da clases académicas como el hindi, las matemáticas, el telugu… y actividades extraescolares como el yoga, la música, o el deporte. Además hemos desarrollado un programa llamado “Tareas de la vida diaria”, en el que les enseñamos a desenvolverse en sus quehaceres cotidianos como lavarse la ropa, peinarse, cocinar, coser, moverse en el espacio, reconocer el dinero… La finalidad es dar más independencia a nuestros chicos, que la discapacidad no les impida llevar una vida normal.

¿Cómo realiza las actividades cotidianas una persona con discapacidad visual?
De una manera ordenada y metódica. Los utensilios de cocina deben estar siempre en el mismo sitio, hay que ir de un sitio a otro siempre por el mismo camino, la ropa debe estar ordenada por colores…

¿Cómo les explicas lo que son los colores?
Asociándolos a cosas y olores. Por ejemplo: el amarillo es un limón. Les das uno y lo huelen, lo tocan… ¡Yo tengo mi color favorito!.

¿Cuál es?
El naranja. Tiene energía y es muy loco.

También les enseñas informática…
Si, informática adaptada mediante un programa. Se trata de utilizar un sintetizador de voz que va leyendo los caracteres que aparecen en pantalla. El ratón es muy visual, así es que lo hacemos todo mediante el teclado.

¿Cómo se identifica a estos niños en los pueblos?
La Fundación hace seguimientos en las zonas rurales. Cuando nace una persona con discapacidad van a buscarla a su casa, identifican su tipo de discapacidad, hablan con la familia y, finalmente, ayudan a su inscripción en el colegio.

¿Cómo se percibe en la India tener un hijo con discapacidad visual?
En muchas ocasiones se considera un castigo de los dioses o un mal comportamiento en otra vida. Los niños, a veces son arrinconados como vegetales o acaban pidiendo limosna en los trenes…

Y a los que aceptan… ¿les dan un excesivo asistencialismo?
Si, no se cree que puedan hacer nada por ellos mismos y se lo dan todo hecho… sin embargo cuando les hacen las cosas no les ayudan, les convierten en pequeños inútiles.

¿Habéis hecho algo para cambiar esta situación?
Hacemos reuniones de padres y formación de profesores. También hemos hecho un video en el que les mostramos cómo sus hijos pueden hacer todo tipo de tareas del hogar. Hemos de cambiar la visión que se tiene de la discapacidad en Anantapur, ¡las familias deben saber que pueden hacerlo todo!

Tener algún tipo de discapacidad no es motivo para dejar de hacer nada.
Efectivamente, yo soy una persona con discapacidad, o así es como se nombra al hecho de que te falte un sentido. Negarlo sería absurdo. Sin embargo, yo no lo asocio con algo negativo… para mi “discapacidad” es sinónimo de aparcamiento gratis, evitar las colas en los parques de atracciones… Simplemente, pertenezco a un grupo, y este es el nombre que recibe.

Podríamos decir que, simplemente, tu concepto de “ver” es diferente al nuestro.
Si. Cuando “veo” las cosas no las imagino por su forma física… me baso en otros parámetros, como el tacto y el olor, para percibir la realidad. Valoro las cosas a mi propia manera, me fijo en cosas en las que los demás no se habían percatado.

¿Siempre has afrontado la discapacidad de una manera tan positiva?
Intento siempre ver las cosas por el lado bueno y vivirlo todo de manera intensa. Intento que todo me emocione cada día. Ser feliz es una cuestión de actitud.
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¿Qué le dirías a una persona que no lo afronta con el mismo positivismo?
A los chicos de mi instituto les recomiendo sonreír: las sonrisas se contagian.


FUENTE: FUNDACION VICENTE FERRER.


2 comentarios:

ka dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ka dijo...

¡hola!

ayer me encantó tu charla en valencia, la grabé (aunque mi cámara es reguleras) en vídeo. si te interesa te mando el enlace:

http://merenguemilengue.blogspot.com/2011/06/charla-de-shiba-y-sara-de-fundacion.html

un abrazo y mucha suerte

k